Autoconciencia para la Acción Educativa
Autor: Msc. Leydy
Gomèz
lg_dl@hotmail.com
La aventura más importante que
el ser humano puede emprender en su vida, es la de conocerse a sí mismo. Desde
tiempos remotos los filósofos griegos como
Sócrates decían cosas como: “Conócete a ti mismo y conocerás al mundo”
aparecía en el Santuario de Apolo, en Delfos, Mientras más sé menos sé”, o “Lo
que realmente sé, es que no sé nada”. El no saber de donde venimos, ni
comprender el acontecer diario puede desprender un futuro de desconcierto ya
que vivimos en un mundo infinito y complicado.
El ritmo en el que actualmente
las sociedades están acostumbradas a vivir robótica e impulsiva según nuestros
patrones genéticos y/o culturales. Buscan dar “respuestas correctas” de todas aquellas
inquietudes de desacuerdos, fuera de si
mismo; pero la realidad de la vida enseña que muchas respuestas que se busca en
el exterior se encuentran en nuestro interior. Al conocerse más, se siente la necesidad de cambiar para
mejorar y esto impulsa a encontrar la ruta
estar mas conciente y descubrir quién se es realmente, actuar con una verdadera misión personal, que estimula a vivir con pasión el presente e
impulsa a un mejor mañana; ir en la dirección correcta, sin permitir que falsas creencias o el entorno limitador y desvíe a los individuos de dicha sociedad.
Una vez que como individuos
descubres hacia donde vas y en donde estas y además se posee las herramientas
para limpiar la mente, el cuerpo y las emociones, surgirá la necesidad de
elaborar un proyecto de vida. Los proyectos de vida se inician cuando el ser
humano contacta sus verdaderas aspiraciones y las convierten en metas que se
materializan a través de la creación una creación de una visión clara y
realista. Ya que el tiempo es un recurso no renovable: Se agota.
Todo este estado de conciencia
eleva al proceso de autoconciencia y a su vez involucra un estado involuntario
de observación de uno mismo que permita identificar, interpretar, evaluar y
modificar las manifestaciones de los estados internos y las manifestaciones que
se hagan hacia el ambiente externo. Se trata de reconocer los propios
pensamientos, emociones y conductas, reconocer los patrones que se dibujan en
nuestro proceder cotidiano y que trascienden hasta convertirse en nuestra
personalidad e identidad.
Finales del siglo XIX, Hegel
ve ya la autoconciencia como una forma de la vida la autoconciencia en sí se
contempla a sí misma, y al ser ella misma para ella misma, también lo es en sí,
lo que, según Hegel autoconciencia primero percibe un objeto, y luego se
percibe percibiendo este objeto, siendo consciente, autoconsciente de ella
misma. De este movimiento deviene la igualdad de sí misma consigo misma. Sólo
que creemos que la conciencia no percibe completamente el objeto y sus relaciones
con el mundo. El nivel de conciencia no te deja apreciar la realidad ya que
este surge de la diferencia de los demás, de identificar a los demás
identificando a uno. Un alto grado de autoconciencia puede ayudarnos en todas
las áreas de la vida, y especialmente en ella enseñanza, el estudio y el
aprendizaje.
De lo anterior se desprende,
que el educador debe despertar la conciencia y hacer del educando un visionario
con propósitos bien definidos, capaz de asumir con responsabilidad y compromiso
los grandes retos de nuestros tiempos. Venezuela está viviendo una época
de procesos de grandes cambios y la educación no puede escapar de estas
transformaciones, para poder vencer los errores del individualismo y el tecnicismo por el que se había venido conduciendo
nuestro sistema educativo.
Transformar la sociedad, a partir de las teorías anteriores podría sonar bastante alejado, sin
embargo observar y reflexionar cómo son concebidas otras sociedades y las
interrelaciones con sus individuos, nos
coloca en una posición más favorable para comprender mejor nuestras
interrelaciones.
Por otra parte, la
acción docente en el aula demanda una mejora, pero para que esa mejora pueda
traducirse en un hecho, es necesario desarrollar una nueva visión de los procesos
de formación que exprese su complejidad y naturaleza, esa nueva visión deberá
promover la independencia de pensamiento y la creatividad, respetuosa de la
diversidad cultural, sobre la base de la cooperación y la promoción
de esfuerzos colectivos, generadores de la creación de escuelas de
conocimientos, que sean líderes en áreas específicas y en estrecha relación con
el desarrollo social.
De allí pues, que
en la actualidad los docentes deben replantear su acción pedagógica para
atender la demanda y desafíos de esta época caracterizada por el contexto
global, donde hoy comienzan a desarrollarse las enseñanzas con el uso de
las nuevas tecnologías de comunicación e información y un docente comprometido
con su persona y sus semejantes no puede ser indiferente ante tal realidad.
Hoy la educación, si quiere
atender correctamente las necesidades humanas más vitales deberá ser educación
para la vida. Los educadores y planificadores, así como quienes asignan los
presupuestos para gastos en educación deberán ser un poco taumaturgos. Deberán
desarrollar habilidades para adelantarse al futuro y crear condiciones de
aprendizaje que permitan a los educando, sin distinción de edad, en una
concepción de la educación como actividad coextensiva a toda la vida, aprender
hoy lo que necesitarán para vivir enfrentarse al devenir sin los traumas de
percibir que no sabrán que hacer con la educación recibida.
Por ello, el recurso
humano que se esta formando y el que
está en formación requieren evolución, con la finalidad de que la praxis
docente procure el desarrollo integral de las capacidades del estudiante;
haciendo uso de las estrategias que propicien en el estudiante motivación
hacia las actividades educativas que le permitan desarrollar su
pensamiento crítico. Si alguna respuesta
filosófica inherente a los principios de la educación permanente haya que
destacar, es la idea que se ha extendido de que hoy la educación es
"aprender a ser". Y aunque la nueva generación de formación hacia el futuro
parezca lejano, no lo estará nunca, tanto
que la educación sea para toda la
vida.
Los cambios no se decretan,
sino que se construyen con el compromiso, disposición y voluntad de
todos. Lo que se necesita en ese proceso es la convicción de que
este es el momento de abrir todos los espacios de reflexión,
discusión, debates en torno a lo que ha sido, es y puede ser la
educación venezolana.
Finalmente, observamos que la
nueva realidad político-social venezolana también plantea la necesidad urgente
de la participación de las comunidades en el área educativa de su
entorno, la realidad parece decir que todavía falta mucho que recorrer para que
las comunidades venezolanas participen activamente en la búsqueda y
construcción del proceso educativo.
REFERENCIAS:
José Gimeno, S y Ángel Pérez G. (1999). Comprender y Transformar la Enseñanza. Madrid.
Silvia Brusilovsky (1992). ¿Criticar la Educación o Formar
Educadores Críticos? Coquena Grupo Editor S.R.L. Argentina.
Enrique Pérez L. (2007-2008) Formación
Docente y Practica Pedagógica en Escuelas básicas de Cumana. Universidad de
Oriente. Núcleo de Sucre.
Morín Edgar (2000), Los sietes saberes
necesarios a la educación del futuro
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