influencia
de los medios de comunicación
en la
sexualidad de los adolescentes venezolanos
Hilda
Buriel Marcano
La
sexualidad es parte fundamental del desarrollo progresivo de cualquier persona,
el individuo crece descubriendo su significado; por lo tanto es una dimensión
de la persona que incluye los tres aspectos esenciales de lo humano: lo
biológico, lo psicológico y lo espiritual. Estos tres aspectos deben
encontrarse en equilibrio y esto se logra a través del conocimiento de una sana
sexualidad, donde el ejercicio oportuno y racional lejos de representar algún
riesgo para las personas involucradas, sea la conducta natural y apropiada para
cada individuo.
La
educación sexual es producto, en gran medida, de las experiencias vividas en la
familia; este conocimiento se incrementa con la formación escolar; los medios
de comunicación masiva y, en general, con toda vivencia compartida con los
semejantes.
Es
precisamente en los medios de comunicación donde la mayoría de los
adolescentes consiguen respuesta a las interrogantes e inquietudes
propias de esa edad. Generalmente la información que obtienen es
despersonalizada, de diversión y en ocasiones pesimista en relación con la
capacidad de los jóvenes para canalizar sus impulsos y orientar sus emociones.
Por consiguiente dicha información no considera las diferentes etapas de
desarrollo de niños y adolescentes, y no se le da importancia a los valores
básicos de la vida, en cambio se exalta el consumismo, se crean necesidades
ficticias que no siempre el joven puede satisfacer, lo cual genera
frustraciones en ellos.
El
fin de los medios de comunicación es influir en la población a través de la
información que llega a todos. Si bien es cierto que estos medios cumplen con
este objetivo, también lo es el hecho de que la información se manipula en
función de generar lo que más atractivo sea para los espectadores. Estos medios
que abarcan grandes masas, especialmente la televisión y el internet, han
logrado entrar en la conciencia de cada niño, de cada joven y hasta de cada
adulto como algo mágico. A través de la televisión se vende lo que se desee
vender; lo que más llama la atención en este tipo de promoción es como llega
hasta el comprador el producto en cuestión. Por supuesto cada agencia
publicitaria utilizará las “mejores armas”, lo que está seguro impacta en las
mayorías; la “explotación” de la sexualidad, las escenas eróticas y la
exhibición del placer, como una necesidad inaplazable, sin indicar los riesgos
que implica esta búsqueda hedonista.
Esta
cultura hedonista está basada en la búsqueda del placer y la supresión del
dolor como objetivo o razón de ser de la vida. El hombre se ha de mover
exclusivamente por aquellas cosas que le resulten agradables y útiles. Por
impulsos primarios: comer, afirmación personal, sexo. El ideal es el confort,
medida de la felicidad, y un excesivo sentimentalismo que se aplican a la vida
diaria como si fuesen lo mejor.
En
la búsqueda de reconocimiento y como parte de su crecimiento, el adolescente
siente la necesidad de pertenencia, lo que lo lleva a vivir una crisis de
identidad y, por ende de independencia, se produce un vacio emocional que usualmente
encuentra solución en la interrelación con otros jóvenes. Esto los lleva, en su
mayoría, a darle mucha importancia a la imagen, a través de la cual los medios
de comunicación venden cualquier producto.
Por
lo general imitan y adoran a los artistas, modelos, deportistas del momento o
cualquier personaje interpretado por sus “ídolos”. Muchos de estos promueven
antivalores, como el alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, exhibicionismo,
promiscuidad y hasta la delincuencia en el peor de los casos. Muchos jóvenes se
muestran insensibles a estos problemas y aun así están ávidos de consumir
alimentos, maquillaje, ropa, perfumes o cualquier otro artículo que estos
promuevan.
Muchos
adolescentes, atrapados en este mundo cargado de erotismo, como parte de la
moda, se dejan llevar fácilmente por la gratificación temporal que ofrece la
sexualidad sin considerar sus riesgos. Confunden placer y felicidad. Los
placeres, por si solos, no garantizan felicidad alguna. Cuando el adolescente,
que es más vulnerable y más receptivo ante los medios de comunicación,
relaciona el mundo real con la fantasía de la televisión y no logra discernir
entre una y otra situación, es capaz dejarse envolver por ese mundo, y en
muchos casos se siente impulsado a la práctica sexual precozmente, lo que
implica en muchos casos un despertar de impacto ante la realidad, esto a su vez
puede representar un embarazo no deseado, una enfermedad de transmisión sexual
o lo que es peor aun, el contagio de VIH/SIDA.
Muchos
jóvenes venezolanos han tomado la sexualidad muy irresponsablemente, siguiendo
un patrón de cultura donde se toman la vida como se les presente, en su andar
cotidiano, muy atentos a la valoración excesiva de si mismos e
indiferentes a los demás y a las consecuencias de sus actos. Muchas veces,
influenciados por los diversos medios que pregonan la cultura de los placeres
fácilmente asequibles y alejados totalmente de la realidad de la vida.
En
Venezuela el inicio de la función sexual entre adolescentes cada vez ocurre a
más temprana edad. Existen estadísticas que demuestran que la población joven
venezolana se está iniciando sexualmente desde los 12 años, inclusive hay niñas
que sin haber tenido su primera menstruación ya tienen función sexual. Esta
situación conlleva a una cadena de nuevos problemas en materia de salud pública
tales como el incremento de adolescentes embarazadas, mortalidad infantil,
familias disfuncionales, prostitución, abuso a menores, hacinamiento,
enfermedades de transmisión sexual, alcoholismo, drogadicción y el mal que
aqueja grandemente a la nación la delincuencia desborda.
Es
menester no dejar la educación de los hijos a merced de los medios de
comunicación. La verdadera comunicación se debe establecer entre los padres y
los hijos; entre los docentes y los estudiantes y en la medida de lo posible
entre los docentes y los representantes.
En
función de lo anteriormente planteado, es importante tomar en cuenta que todo
adolescente debe ser educado en función de su sexualidad; facilitándole lo que
realmente necesita, indagando sobre qué realmente le interesa saber en relación
al tema, superando los prejuicios y tabúes que interfieren en la comunicación
de este y los adultos responsables de su instrucción. Esto requiere conocer
mejor a un grupo que tiene características esenciales sobre las cuales se debe
ahondar. Aplicar la metodología ya existente con creatividad, a fin de hacer el
proceso de aprendizaje en materia de educación sexual más atractivo e
interesante.
Además
es importante para el adolescente que se le reconozca su sexualidad, lo que no
significa incentivarlos al inicio de la función sexual; sino que se debe
facilitar el reconocimiento de su desarrollo sexual como algo natural tanto
para ellos como para los adultos que los rodean. Y aun más importante es
entender lo complejo del proceso de maduración psicosexual que están
experimentando.
hildaburiel@yahoo.es
Y LAS REFERENCIAS DEL ARTICULO
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