viernes, 30 de marzo de 2012

RECONOCIENDO IDENTIDADES EN EL ESPACIO ESCOLAR, A TRAVÉS DEL DIALOGO


I
Instituto Pedagógico “Alberto Escobar Lara” Maracay
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Sub-programa de Doctorado de Barcelona
Evelyn Antón Flores
evelynantonf@gmail.com

RESUMEN
El educando como ser social, tiene una historia propia que contar, una identidad narrativa que solo a través de una educación dialógica tendrá la oportunidad de reconocerla, expresarla y transmitirla. De allí que la acción del educador, al identificarse desde luego con los educandos, debe orientarse en  la liberación de ambos. En el sentido del pensamiento autentico;  y no en el de la donación, en el de la entrega de conocimientos. Requiere en el educador, el despertar de su conciencia, creer en el poder creador de sus educandos, reconociéndolos como seres con historias que contar.
Palabras Claves: Identidad – diálogo- praxis educativa

Entendiendo la educación como  una práctica social compleja, inscrita en un contexto histórico cultural que condiciona la valoración y comprensión del sentido humano; resulta conveniente, discernir como durante décadas ha estado caracterizada  por la manera unidireccional de transmisión de saberes; es decir, una praxis vertical en la cual, el docente como figura de autoridad intelectual se encarga de llevar la voz de mando en el proceso de aprendizaje.  Freire (2003),  califica esta praxis educativa, con el sustantivo de  “Educación Bancaria”. Término que hace  referencia al hecho en que el único margen de acción ofrecido a los educandos, es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos.
Ahora bien ¿Qué archiva? ¿Qué guarda? ¡Nada más y nada menos que verdades absolutas, saberes estáticos!  En ella, los educandos, en una relación lineal con el educador queda alienado con una praxis educativa discursiva, narrativa; conducente a la memorización mecánica del contenido narrado. Entiendo y concibo esta praxis pedagógica, negadora de identidades, claro está partiendo de la premisa que cada educando es un ser con una identidad propia.
Identidad propia, que según Hegel, citado por Royo (2008), no le permite al  Ser, “permanecer en una situación inerte sin tolerar ningún cambio dentro de sí; si así fuese, sería presa del entumecimiento y de la rigidez, lo cual no permitiría ni el movimiento ni el cambio”.  El educando al ser sometido en el espacio escolar, obligado a repetir verdades prestablecidas, se vuelve vulnerable a ser un autómata, a negar su identidad, un relato de vida que puede quedar oculto en la oscuridad de los saberes. Analizando  esta práctica pedagógica Bancaria, negadora de identidades, se puede afirmar que actúa bajo tres principios, estos a su vez se insertan en los planos ontológicos, epistemológicos y axiológicos de manera respectiva.
El primero, Educación como Práctica de la Dominación: El extraño humanismo de esta concepción Bancaria, se reduce a la tentativa de hacer de los hombres su contrario; un autómata, que es la negación ontológica de ser mas. En este orden de ideas Valera (2003) señala “Tanto hombres como mujeres a modo de sujetos populares atraviesan un proceso peculiar en el decurso de su identidad, este proceso se ramifica en un despliegue de caras y contracaras  que van muchas veces desde un nacimiento sin status político, sin ciudadanía, hasta la perdida total de ser considerados por otros semejantes” (pág. 430)
Y es la educación bajo esta práctica equivocada responsable en ello, ya que con la idea de sometimiento, los educandos se convierten en vidas excluidas en práctica de toda ley, de todo derecho, de toda protección. Vidas a las cuales el espacio escolar les niega su lugar, no se les brinda un espacio de acogida, de bienvenida, de empatía, de fraternidad. Seres al ser considerados  recipientes vacíos,  son considerados sin rostros, sin historia.
En el plano epistemológico, ubico el segundo principio de la educación Bancaria: Relaciones de Naturaleza Narrativa: “La tónica de la educación, es eminentemente narrar siempre narrar”. El sujeto encargado de tal narración es el educador, quien con su práctica, no solo  conduce al educando a repetir contenidos, además los sitúa como contenedores que deben ser llenados, ya que esta praxis pedagógica consolidada en la defensa de una súper estructura Educador- Educando, niega toda posibilidad de diálogo; alterando el proceso de comunicación, convirtiéndolo en unidireccional.
Unidireccionlidad donde  no tienen cabida variables como: creatividad, iniciativa, inventiva, espacios de encuentro, acogida, por lo tanto no  pueden generarse procesos  formadores ni transformadores, puesto que bajo esta visión distorsionada, la educación  actúa como una especie de anestésico, inhibiendo el poder creador de los educandos terminando por desconocer a los hombres como seres históricos. Estos descriptores de la Educación Bancaria, resultan incompatibles  a la finalidad de la educación venezolana, claramente descrita en el Artículo 102   de nuestra Carta Magna […] desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social, […].
El educando como ser social, tiene una historia propia que contar, una identidad narrativa que solo a través de una educación dialógica tendrá la oportunidad de reconocerla, expresarla y transmitirla. Reconocer, expresar y transmitir una historia; implica en primer lugar: La investigación acerca del devenir histórico y cultural del ser humano, como colectivo e individualidad, atendiendo dos cualidades, que de acuerdo a Kant, son importantes para su entendimiento: el espacio y el tiempo. “El espacio no es otra cosa que la forma de todos los fenómenos del sentido externo, es decir, la condición subjetiva de la sensibilidad, bajo la cual tan solo es posible para nosotros la intuición externa. […] el tiempo es la condición formal a priori de todos los fenómenos en general” (Kant s/f,) 
En segundo lugar el carácter estático de la educación Bancaria; una de las características del Ser, es el cambio reflejado en un constante fluir. El ser, por naturaleza;  nunca está petrificado, inmóvil; no permanece inerte en la temporalidad; sino que está en continuo cambio manteniendo su esencia. La acción produce una continua movilidad y cambio en el ser que se es para deslizarse hacia el Ser que se desea Ser. “Sin la acción no habría movimiento ni cambio y por lo tanto el ser quedaría solidificado  estático e inalterable” (Hegel ob.cit).
Con esta práctica educativa, el educador no puede percibir que la vida humana solo tiene sentido en la comunicación; ni que su pensamiento solo ganaría autenticidad  en la autenticidad del pensar de los educandos. Mediatizados ambos por la realidad, así como por la intercomunicación, la intersubjetividad. La identidad, el existir de cualquier ser, está condicionada por la existencia del otro. No existe individuo que pueda vivir,  que pueda afirmarse  sin el reconocimiento del otro. “El ser solo se afirma o se niega a través del reconocimiento del otro, sin la existencia de éste la comprensión del ser se torna difícil, puesto que toda existencia carece de razón y de principios si esta  permeada  por la ausencia de otra persona” (Hegel, ob.cit).
Inexistente Dicotomía Hombre-Mundo, es el tercer principio ubicado en el plano axiológico. Según Freire la Educación Bancaria implica “Hombres que están simplemente en el mundo y no con el mundo y con los otros. Hombres espectadores y no recreadores del mundo”. Esta práctica, percibe  a la conciencia, como una sección dentro de los hombres, mecanicistamente separada, pasivamente abierta al mundo, encargado de colmarla de realidad, insistiendo en ubicar   a los educandos como simples contenedores; que de reconocer en ellos conciencia, la relación de ésta con el mundo es pasivamente abierta a él y a todas sus verdades presentes, establecidas, a sus saberes estáticos.
Desde estos planteamientos cabe preguntarse ¿Corresponden estos a una novela de ficción?; ¿Tienen similitud con la praxis pedagógica actual?; ¿Describen estos planteamientos contextos o espacios escolares conocidos? Las respuestas pueden ser diversas, divergentes o convergentes, de acuerdo al lector, a su contexto; la idea no cuestionar realidades, solo lograr a través de revisiones bibliográficas y experienciales  otra forma de asumir la praxis pedagógica. En este sentido Freire la nombra Problematizadora o Liberadora, cuya razón de ser, radica en su impulso inicial conciliador de sus dos polos; es decir, educador- educando; de tal manera que ambos se hagan simultáneamente educadores y educandos.
De este modo se encuentra la raíz de la educación misma,  como manifestación exclusivamente humana; es decir, de la inclusión de los hombres y en la conciencia que de ella tienen. Tal como lo indicaba Platón “El hombre para llegar a ser hombre, necesita del hombre” Por su parte Kant “Cuanto el hombre es se lo debe a la educación”. Estos principios se reflejan en el Artículo 14 de nuestra Ley Orgánica de Educación (2009),  […] La educación es un derecho humano y un deber social […] continua e interactiva, promueve la construcción social del conocimiento […].
Conciliar estos dos polos, implica atender las relaciones intersubjetivas que se dan durante la praxis pedagógica, las mismas  permiten, en los procesos formativos existenciales, establecer unidad y diferencias, en el sentido de afirmar, como se ha llegado a ser lo que se es. La identidad, o la esencia del Ser, se verifican según Ricoeur, en los relatos, en la narración, en la historia y en la comprensión e interpretación de los diferentes contextos, basados en la experiencia de vida  (Valera 2009, p. 433).
De allí que la acción del educador, al identificarse desde luego con los educandos, debe orientarse en  la liberación de ambos. En el sentido del pensamiento autentico;  y no en el de la donación, el de la entrega de conocimientos. Requiere en el educador, el despertar de su conciencia, creer en el poder creador de sus educandos, reconociéndolos como seres con historias que contar. Amerita también que el educador además crea en la potencialidad del diálogo como estrategia para alcanzar efectivamente esas intersubjetividades dadas en el espacio escolar. Y   que narrar;  pero, desde la dialogicidad es una relación indispensable en el acto cognoscente, descubridor de la realidad en una relación dialéctica.
Desde esta perspectiva el educador ya no es solo el que educa; sino aquel que, en tanto educa es educado a través del diálogo con el educando, quien al ser educado también educa (Freire, 2003). Así ambos se transforman en sujetos del proceso en el que crecen juntos   y en el cual los argumentos de la autoridad ya no rigen, porque cada educando es un relato de vida.  El ser humano, al construir ámbitos de relación con el otro y consigo mismo en su proceso formativo, recurre constantemente a una práctica de contar, imaginar relatos que implican pensar-se,  reconocer-se, comprender-se e incluso transformar-se. De acuerdo a estos planteamientos debe considerarse el espacio escolar, como espacio de diálogo entre sus actores, en una relación dialéctica.
En este sentido comparto las premisas de Ricoeur (ob.cit) “La manera como pensamos y narramos  nuestras vidas y las vidas de los otros, con quien nos comprometemos  y respondemos tiene directamente que ver con nuestro proceso formativo”. Resultando así doble ganancia, se estaría formando al educador en educador y al educando preparándolo para asumir su presente y forjar su futuro y a su vez ambos se estarían formando en la condición humanan de ese ser social preservando su naturaleza.
Atender el carácter dinámico de la educación, implica considerarla antagónica a las verdades prestablecidas y volver la cara al reconocimiento de la naturaleza humana y social del hombre, a través de una Pedagogía Social como praxis liberadora  que atienda y magnifique una de las grandes virtudes que como humanos poseemos y nos diferencia de otras especies de seres vivos, la palabra.  Para Habermas (),  “El lenguaje será la instancia más representativa de la humanidad; algo que lo caracterizará claramente de los animales, por su doble dimensión técnica y práctica”.  “No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión” (Fiori, citado por Freire, 2003).
                La palabra, como instrumento del diálogo es praxis y la educación también es praxis. De allí que tanto unir estas dos praxis, conjugarlas, interdependizarlas, sea transformar el mundo para bienestar propio y colectivo, ya que la acción define al ser y fija su identidad. “El  Ser es  acto y potencia, acto en cuanto a lo que se es en el presente y potencia por lo que puede ser en el futuro. El ser en potencia tiene la facultad de crear, de innovar, de construir su futuro ya que él es el arquitecto de su destino”, (Aristóteles s/f).
                El espacio escolar debe actuar como escenario donde el educando se proyecte en sus actos, afirmando y reafirmando su identidad, su historia propia, tanto individual como colectiva ya que este no es un ser aislado. Detrás de cada educando, existe un grupo familiar,  una comunidad con cultura propia y diversidad cognoscitiva, que debe respetar-se, valorar-se y complementar-se con las de sus compañeros y todos los actores del acto educativo para formar-se y transformar su realidad, haciendo uso de su potencial creador  e innovador.
REFERENCIAS
CONSTITUCIÒN DE LA REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENZUELA
FREIRE, P.  (2003). Pedagogía del Oprimido . Editores S.A. Buenos Aires.
 LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN (2009)
 HABERMAS, H (1954) Teoría de la Acción Comunicativa. Traducción: Antonio Elorza. Editorial Joaquín Mortiz.
 ROYO, H (2008) Devenir del Ser y Filosofía del Concepto. A Parte Rei Revista de Filosofía. htpp://www.oei/ portal educativo
VALERA, M,   (2009)  Entre Filosofía y Filosofar Pensamiento, Infancia y Ciudadanía. Editorial:    Ensayo y Error. Caracas














                                                         

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