jueves, 22 de marzo de 2012

La socio-constitución de los saberes en el espacio escolar


Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico " Rafael Alberto Escobar Lara " Maracay
Doctorado en Educación

La socio-constitución de los saberes en el espacio escolar
                                                                            Autor: Jesús Zurbarán
                                                                                              Jaza_75@hotmail.com

        Toda cultura, por el  hecho de ser cultura, organiza  el lugar donde vive, determina e interpreta los fenómenos naturales, tiene un concepto de su imagen, de sus individuos, de sus comportamientos; tiene idea de lugar y de tiempo, lo que constituye una manera particular de ver el universo; realmente no es sólo una manera de verlo, es también una forma de vivirlo y de sentirlo. El significado de los símbolos está generalmente arraigado en el mismo proceso histórico de la comunidad y pertenece por entero a su propia ordenación del mundo: su cosmovisión.
         Las culturas se desarrollan en diferentes momentos, en distintos lugares y tiempos y se relacionan unas con  otras también de maneras distintas, pero todas son importantes en la medida que tienen su propia organización, su propia manera de reconocerse, de relacionarse con su entorno, con su medio ambiente y hábitat, y de construir conocimiento, lo que las hace automáticamente interesantes por  sus riquezas .El reconocimiento de la diversidad  cultural de una sociedad, conlleva una implicación pedagógica que se concreta en la necesidad de una educación intercultural.
        No solamente para los pueblos culturalmente diferenciados, sino también para la sociedad, que tiene el deber y el derecho de conocer, valorar y enriquecer nuestra cultura con los aportes de otras, en una dimensión de alteridad  a partir de un diálogo respetuoso de saberes y conocimientos que se articulen y complementen mutuamente. La humanidad tiene tendencia a no reconocer ni respetar los límites; siempre desea ampliar su  conocimiento, ampliar sus horizontes, etc.
       Las culturas están aparentemente encerradas en sí mismas para salvaguardar su identidad (Morin, 2000, p61). De ahí la importancia de reconocernos como tal, para afianzar nuestra identidad y evitar, en esta dimensión  de exploradores, invadir o dejarnos invadir por otras cultural, sin mediar una reflexión crítica; de no ser así, se dará un avasallamiento e imposición de criterios y formas particulares de conocer y clasificar el mundo que nos rodea, considerándolo como la única forma válida. Aquí radica la trascendencia de la interculturalidad.
       Las  instituciones educativas denominándolas como espacio escolar, también son impactadas por el enfrentamiento entre las culturas presentes en ellas.  (Pérez, 1992, p48). La cultura escolar no permite que el alumno se compenetre con la realidad reconstruyendo lo fundamentos culturales .Necesitamos, pues, analizar y reconstruir  el espacio escolar, con el fin de que no sólo sean esos contenedores que dan cobijo y cabida a las acciones educativas, sino también esas instancias capaces de formar parte, como elemento integrante de primer orden, de los procesos educativos.  Corresponde a un proceso endógeno de formación y socialización, de acuerdo a las características culturales sociopolíticas, económicas y lingüísticas propias, de tal manera que mediante este proceso permanente se garantice la interiorización de la cultural que ubica al individuo en el contexto de su propia identidad.
        La educación es la forma privilegiada de transmitir, conservar, reproducir y construir la cultura. Permite generar conciencia crítica capaz de transformar la sociedad. Cada grupo humano cuenta con los mecanismos básicos para educar a sus miembros dentro de una perspectiva que le garantice a la sociedad los elementos necesarios para construir su devenir histórico en el contexto de su proyecto de hombre y de sociedad; es por esto que la sociedad en su conjunto es educadora.
      La escuela va a hacer visible la cultura académica a través del currículum. Se llama así a todos los conocimientos que se adquieren dentro de la escuela, sin importar la vía de transmisión de esos conocimientos (contenidos científicos, textos, innovación docente, etc.). Se acentúa el currículo como elemento que estructura un cuerpo orgánico que permite el domino” (Pérez, 2003, p102).           
       Los docentes se centran principalmente en atender las normativas y programas curriculares emanados de las instancias educativas superiores.  Por lo que, el espacio escolar se va replicando  un saber generalizado y poco pertinente con su entorno y que pretende a costa de mutar los mundos de vida propios de las culturas locales formar un modelo de hombre competitivo e individual, característico del  liberalismo.  Es aquí donde la normalización del saber moderno instituido cobra altos niveles de eficiencia pues es tan profundo el arraigo en el ser que educa que es difícil tomar conciencia del rol asumido como  colonizador  de mentes y acciones en el ser educado.
     Los docentes gestionan el poder amparados en la fuerza que le otorgan el conocimiento (académico) y el nivel de información que poseen. La élite dirigente lo administra mediante la relación  que los ata a las decisiones del Estado y a las clases dominantes. La formación docente en los países latinoamericanos se encuentra inmersa en una serie de complejidades y contrariedades.
       Los educadores, como formadores de una sociedad, reproducen sin pausa e inconscientemente, en su mayoría, los saberes modernos deudores de la cultura occidental. Sin embargo, los contextos de la acción docente exhiben una gran riqueza acumuladas en las sabidurías de los pueblos que son ignoradas en los programas escolares formales.
       Durante el proceso de formación académica el futuro docente es “educado” con base a  diseños curriculares que reproducen la cultura occidental moderna referidos a la enseñanza de asignaturas bajo marcos referenciales disciplinarios, particularizados y atomizados que tienen como norte detectar y solucionar problemas parciales   y que pretenden seguir  colonizando las mentes y las acciones de los habitantes de las localidades intervenidas.
       La acción pedagógica es también democratización del conocimiento. Sólo puede entenderse como una acción que desarrolla la capacidad del estudiante y del docente para participar en la interpretación y producción de saberes. La escuela, en este sentido, es un espacio público donde se produce opinión pública acerca de los planteamientos, problemas y aspiraciones de la comunidad, de los adultos, de los jóvenes, de los niños, etc.
      Por consiguiente, El currículo, se debe encaminar a buscar respuestas pedagógicas a los problemas  y expectativas de la comunidad y del grupo  alrededor de ellos donde se ordenan y articulan los conocimientos y saberes. En esta perspectiva, el currículo constituye un proceso intencional de selección y organización de cultura, que se fundamenta en la visión  o perfil del hombre y de la sociedad que el pueblo desea construir.
       Finalmente, el hombre es el producto de la interacción de la escuela y la familia, estas dos agencias se encargan de socializar al hombre. Las funciones socializadoras pueden definirse como el desarrollo en que los individuos adquieren los compromisos y habilidades que constituyen los prerrequisitos para el futuro desempeño de sus roles en la sociedad. Partiendo de esta idea podemos notar   la importancia de la escuela en la vida de los niños, debido, a que es ésta considerada elemento integrante de primer orden, de los procesos educativo y su adaptación  en las sociedades.

REFERENCIAS
Morín, E. (2000).Los siete saberes necesarios a la educación del futuro.                         Ba        IESAL-UNESCO.Caracas.Venezuela.
Pérez, A (1992).Cultura escolar y aprendizaje relevante. En: Extramuros-        Dossier.UCV.Caracas.Venezuela.
Pérez, E (2003). Epistemología, Curriculum y Formación Docente. UDO. Cumaná. Venezuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario