sábado, 17 de marzo de 2012

¿HACIA DÓNDE VA LA EVALUACIÓN DEL SUBSITEMA DE EDUCACIÓN BÁSICA EN EL NIVEL DE EDUCACIÓN MEDIA GENERAL EN VENEZUELA?


                                                        
¿HACIA DÓNDE VA   LA EVALUACIÓN DEL SUBSITEMA DE EDUCACIÓN  BÁSICA  EN EL NIVEL DE EDUCACIÓN MEDIA GENERAL EN  VENEZUELA?
                                                             AUTOR:  LUÍS VARGAS
                                                                  luisjose.vargas@yahoo.es

     Aunque hace apenas unos años era muy escaso el número de personas que se interesaba por los problemas de la enseñanza y aprendizaje de la Evaluación Educativa, en la actualidad asistimos a un aumento notable de las publicaciones, diseños curriculares e investigación relacionados con este tema. El propósito de la investigación es hacer un breve resumen de este desarrollo en el ámbito nacional y reflexionar sobre la situación actual y perspectivas futuras de la Evaluación Educativa  en nuestro país, con el fin de objetivar su aporte al porvenir de nuestras escuelas en tiempos de crisis.
     Es por ello que debe mirarse bien dónde se pone la mayor parte del esfuerzo para que el resultado sea acorde con las expectativas, que brotan de un proyecto consensuado. Son innumerables las variables que pueden ser activadas y desplegadas en orden para mejorar el servicio educativo, y en particular  vincular los logros de la institución escolar con la familia y la sociedad. Todas esas iniciativas pueden encontrar enconados defensores y razonables argumentaciones.
     El interés que nos mueve está ahora en introducir  en el ámbito educativo, a saber: la calidad de la evaluación, la equidad y los valores, que son como las condiciones necesarias y trascendentales que acompañan cualquier cambio o proceso de transformación educativa. En consecuencia, así visto el problema, la Evaluación se reconoce en las Ciencias de la Educación con un campo de especificidad científica que ha de establecer las teorías fundamentales que interpretan su objeto de estudio; los principios, categorías y métodos que le competen; el conocimiento de los procesos cognitivos, valorativos y sociales del sujeto que aprende; los contenidos que le son propios; el contexto disciplinar que le concede saberes; y, por consiguiente, el ámbito científico de la enseñanza y de la investigación.
      Desde esta perspectiva, la Evaluación no puede ser considerada una técnica, un instrumento, un hecho empírico, por cuanto la búsqueda de su verdad legitima la condición del saber científico. En la práctica docente la evaluación debe verse, esencialmente, como un elemento fundamental para la retroalimentación del proceso de aprendizaje, de  forma que el estudiante dé cuenta qué sabe y qué ignora. Este tipo de evaluaciones es de gran utilidad para que los docentes revisen la eficacia de su trabajo y busquen las mejores estrategias de enseñanza; de estas evaluaciones la institución también obtiene valiosa información para evaluar el Plan de Estudios, los programas, los métodos , el desempeño de los docentes, las categorizaciones, valorizaciones, actitudes, habilidades y destrezas del sujeto que aprende.

     Con respecto a las habilidades y destrezas conviene aclarar que, cuando pensamos nos valemos de categorías para afirmar, negar, relacionar, analizar, y en este proceso habría que concebir las destrezas, no de manera instrumental, como lo acepta tradicionalmente la Evaluación, sino asumidas epistemológicamente - vía para acceder al conocimiento reflexivo, objeto propio del paradigma científico de la Evaluación. De hecho, al evaluar destrezas tendríamos que considerar los conceptos, los juicios, los razonamientos y las valorizaciones contenidas en ellas, pues lo que nos interesa en este modelo es el proceso constitutivo de las destrezas y las habilidades, y a la vez, su pertinencia en la teoría y práctica evaluativa  en  relación  con los procesos de aprendizaje categorial desarrollado por el sujeto-alumno en la práctica social transformadora.
      Se trata aquí, de reconocer, que este paradigma es antagónico al prototipo evaluativo que fundamenta el curriculum del subsistema de educación básica en el nivel de educación media general de la corriente empirista pragmática- conductista, cuyos presupuestos teóricos se asientan en la concepción cuantitativista, instrumentalista, objetivista, que de manera explícita o implícita- justifica los principios de control, predicción, medición, comprobación, adecuación, normatividad, experimentación, fragmentación, legitimadores del objeto de estudio de la Evaluación en el sistema de pensamiento mencionado.

      En esta lógica teórica, es evidente la descontextualización del fenómeno evaluativo en relación a su entidad substancial y a su carácter constitutivamente histórico, educativo y social, por lo que su función se reduce a preparar al estudiante para reproducir saberes establecidos y actuar de manera predeterminada ante estímulos programados. Por supuesto, este criterio de operatividad pedagógica niega la relación dialéctica sujeto-objeto Mediada por el contexto social y condiciona el aprendizaje del alumno a la práctica utilitaria.
     Considero, esta realidad, es la realidad de la teoría de la Evaluación, de su naturaleza y verdad, de su discurso emergente, de su saber, de sus nexos y relaciones, de su cualidad polisémica y de su devenir científico e histórico.     Este corpus teórico del problema, nos permite indagar acerca del logos de una postura que pretende reivindicar el ser y la función de la Evaluación en el paradigma teórico-crítico e histórico-educativo, desde el cual es posible preguntar por el origen y la verdad del conocimiento en relación con la  sociedad, con los problemas del ser humano, con la esfera de los valores morales y éticos; postura de reflexión que opone al derecho de lo establecido, el derecho de la subjetividad crítica como manifestación de libertad humana, fuerza opuesta a la inanición del pensamiento que conduce a aceptar y cumplir las normas sin hacer juicios sobre el valor contenido en ellas.
     Ahora bien, para que esa actitud reflexiva sea práctica consciente es necesario un proceso de educación donde se enseñe al niño a confrontar su condición de ser sujeto con el hecho instituido, a concebir el conocimiento en un espacio de categorías matrices. Esta fuerza crítica, que es a la vez condición autocrítica, valora todo el Proceso Unitario de Enseñanza-Educación, donde la Evaluación existe en ese mismo proceso y admite las implicaciones cognitivas, valorativas y sociales de aquél, por lo que la enseñanza, el aprendizaje y la misma evaluación, no tienen lugar de manera independiente y separada, pues estos procesos se provocan, se complejizan, se penetran teóricamente y se manifiestan en una praxis que es práctica social transformadora.
     En el pensar crítico del alumno constituye la concientización de la situación cognoscitiva y la formación de conceptos y valorizaciones. De esta manera, toda auténtica educación/evaluación se hace investigación en y de, ese pensar; es decir, se objetiviza la reflexión sobre lo pensado. En este  espacio, la tarea del educador consiste en el pensar su práctica creativa, didáctica, evaluativa, en el proceso unitario de enseñanza-educación, no siendo sólo el pensar críticamente su condición, sino actuar creativamente sobre ella en el propósito de educar para transformar y transformarse así mismo.
     Es claro que en nuestra escuela hay una fuerte división social del trabajo escolar, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, presentando grandes dificultades para el proceso de integración de conceptos, metodologías, valores y actitudes de maestras y estudiantes. En relación a lo anterior señala  Nietzsche, la filosofía es una ciencia que permite evidenciar el lugar paradigmático del maestro, ya que genera un porqué y un para que de su saber, orientado al desarrollo del mismo.
     En Venezuela grupos de docentes e investigadores hemos comenzado a interesarnos por la evaluación educativa. Es sin embargo necesario un gran esfuerzo y sobre todo la participación activa de los educadores si queremos participar en las nuevas tendencias educativas y extender el uso y la valoración de la evaluación educativa entre nuestros alumnos. Esperamos que estas premisas contribuyan a concienciar a los profesores de la necesidad de su cooperación en esta tarea que, sin duda repercutirá en la mejor preparación de sus alumnos y en el desarrollo educativo de nuestro país.

REFERENCIAS:
Muñoz, G. (1992) Paradigma Sistémico de Evaluación Institucional. Maracay. Centro de Investigación en Educación de Calidad CEINEDUCA.
Muñoz, G. (2007),  Un nuevo paradigma: “La Quinta generación  de Evaluación” Lauros, año/vol. 13, número 023.
Nieztsche, Friedrich “Sobre el porvenir de nuestras escuelas”, 1872.
Venezuela, Ley Ogánica de Educación, 1999, Caracas.



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